BIOGRAFÍA

Comencé a estudiar guitarra de manera autodidacta cuando tenía 20 años. En mi casa siempre estuvo la vieja guitarra de mi padre a quien le debo, en parte, el amor por ella y por la música. Mi madre es poeta, también autodidacta, así que supongo que me siento continuador o heredero de sus anhelos en mi vocación.
La música siempre me sobrecogió interiormente mucho antes de aprender los primeros acordes, después aquello empezó a sonar y me metí de lleno en ese mundo fascinante y, lo más importante, encontré un lenguaje para expresarme más allá de las palabras.
Mis manos se adiestraron interpretando temas de blues, jazz, flamenco, rock… luego conocí a Silvio Rodríguez que fue mi punto de inflexión. Con él empecé a cantar mientras tocaba la guitarra, disfrutando y aprendiendo  de este gran trovador hasta que me tocó el turno a mí… Comencé a componer mis temas hasta el día de hoy en el que aquella inquietud se ha transformado en un compromiso íntimo entre la música, la palabra y mi crecimiento humano.
La música está ahí, en el silencio, ese espacio interior en el que cada uno entona su propia canción. En eso estamos…